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<center> [Jesus-Rafael Soto, "Permutation", 1955-1978](https://www.mutualart.com/Artwork/Permutation/464AAA0833944C6F)</center>
<div class=text-justify>Dos semanas después Julia se marchó de Maracay y aún llevaba consigo un último papelito amarillo. El pretexto que usó Julia fue el de ir a trabajar en Miami y un posible desfile en Barcelona, ella salía ahora en FTV y su ego se activó como un brote de peste bubónica. Karen y yo escuchamos sus argumentos durante toda una noche mientras hacíamos un delicioso menage a trois y aseguraba que volvería a ser normal tan pronto terminara.
Julia, sobre todo en los últimos tiempos, solía afirmar que se colaría entre las top models, con la diferencia de que ella sí bebe cerveza, come hamburguesas especiales full de salsa de ajo y tira con quien quiera, sobre todo, conmigo.
Fuera de esto, todo pasó justo en una fiesta en Cantarrana, en la casa de la tía de Dulce, a la que asistimos con pinta de estirados. Me había dado cuenta de que faltaba algo y es que Karen estaba en Caracas, arreglando lo de Mapplethorpe; pero ahora resulta que ha incorporado al amigo Jack Sturges y a Hegre & otros panas alegres desahuciados. Mi pobre Karen, esto sí que es guerra.
En esta fiesta, que Julia definía como una reunión casual, una fiesta atrasada que emergía de pronto en medio del calor perpetuo maracayero y de una caravana de una promoción de toda clase de profesionales y allí también estaban las modelos.
La noche anterior se había acostado conmigo y habíamos hecho el amor toda la noche, por lo que en realidad me sentía conectado con Julia; aunque me molestaba el hecho de que no me preguntó sin la atención suficiente, casi como compromiso, mientras que Karen había sido considerada al respecto; pero me estaba evitando por un algún motivo. Creo que se estaba protegiendo de algo serio en relación a mí.
Julia se encargó de organizar parte de la fiesta, llevando a los dj´s el sonido, la vaina, y consiguió buen whisky. Por cierto, fueron unos culos que estaban tan buenos, que ellas pudieron hacer una subasta de perras y regalar el dinero para los niños pobres de África. Julia salió a ser subastada. Salieron unos guevones, de esos sabrosones con real, dueños de la empresa del papá y que le chupan las bolas a los panas. Bueno, de todo eso abunda, demasiado y por desgracia.
En realidad, sabía que tarde o temprano Julia tenía que joderse en estos trances, pero es que me dio paja con ella, después de todo, es mi mujer también. Saqué la única American Express negra que había en esa vaina y unos euros (los dólares, dos mil, creo, se los vendí a un pana que trabaja en el mercado negro) que eran creo tres mil doscientos. Julia sonreía, sabiendo que se había convertido en el culo más cotizado de la movida. Karen me va a matar. Cuando los demás vieron la vaina, los cabrones dijeron: no se valen tarjetas de crédito, sólo dinero. Respondí:
— Bueno y aunque hacen trampa, aquí picho tres mil doscientos euros. —La gente tuvo que aceptar la vaina. La mitad de los mariquitos quedaron muertos. Un guevón, dueño de un corsa, no pudo tragarse la lengua y soltó un: “¡coño-e-su-madre, no-joda, maldita-sea!” Y a la gente le dio risa, y otros se horrorizaron, lo cierto es que éste pichón de gente no vendría más a estas fiestas. Siendo él, me quedo un rato más y hasta me paleo una botella de whisky, porque aquí ya no tiene vida.
Echadas las primeras ofertas, sobrevivió uno, un tal Samir, uno de esos árabes come mierda, que todo lo que tienen encima (bastante costoso y de mal gusto, por cierto) se lo deben al papá, que ése sí se jodió para ganarse las vainas. El elemento procedió a mejorar la oferta. Dijo que tenía tres mil euros, y los sacó. La gente se me quedó viendo. Saqué quinientos mil que tenía (no más) y que no iba a sacar ni he sacado real así, sólo que Julia dijo que lo hiciera, por si acaso. Claro, ella había planeado la vaina. Había como nueve millones de bolívares en puja, quizás más. El tipo se sacó el tremendo reloj Mont Blanc, que debía costar como cuatro palos; pero entonces lancé mi contra:
— ¡¡¡Ah!!! ¡Si se vale el reloj, se vale mi american negra! —Los organizadores vieron de que tenían que suspender la vaina, o dejar participar a mi tarjeta:
— Ése magnífico ejemplar lo tenemos en nuestra tienda en las Américas y está valorado en cuatro millones y medio de bolívares. —Dijo un viejo pajúo, dueño de una tienda de esas que venden joyas, relojes, lentes y demás a unos precios exorbitantes, bueno para estimular el ego de la chusma que habita estos lares. Las demás modelos, estaban llorando, haciendo brujería, maldiciendo; todas con sus malditas sonrisitas hipócritas, pensando que se gastaron dos palos en las tetas, y la que más pujó sacó millón y medio. Julia, natural, con piercing en el clítoris y no se tiñe el pelo, lleva ya catorce millones. Bueno, como sabrán y para los que no saben, esta tarjeta que está aquí, que… Y un chusma dijo:
— mira, ¡ESA es la negra de Rosales! ¡¿Qué, te regaló una?! —Y la gente, que buscó aguantarse, se comenzó a reír, sabiendo de que estaban participando en el show de la chusma. Esta tarjeta. Repuse, con bastante compostura e ignorando lo que había pasado (cuando vea lo que es esta vaina y me lleve el mejor culito de la fiesta, que por cierto, ya me la estoy pegando, vamos a ver si le quedan ganas de hablar paja) Que por cierto, nada tiene que ver con el mierdero Rosales… Y hubo gente que de una cogió mínimo y como suele acontecer, las viejas y mamás talibanas de la oposición, hasta se pusieron los lentes y me vieron con atención… es ilimitada, es decir, puede cargar lo que uno quiera y siempre va a responder… Y el tipo que dirigía la puja me preguntó que cuando ofrecía, con cara de excitado, sabiendo que iba a ser un dineral. Así se hizo luego, el árabe parecía que hubiera quedado como una gallina despescuezada, a la que ya le van a cortar la cabeza. “A la una, a las dos, a las tres!... Vendida a… a… Dean Cassidy!”
La gente aplaudió incierta. Sabían que había un chanchullo. No sabían cómo había ganado. La cosa es que como yo pagué con la tarjeta, me quedé con el efectivo y el dinero que cobrarían al banco es de un fondo de la CIA; para pagarme, pero que no está a mi nombre y el único que aparecía era un testaferro de la CIA. No había gastado mucho, unos veinte mil dólares, y eso era dinero de USA, que me debía. ¿Por qué los jodí? Bueno, porque puedo hacerlo. Cada vez que puedo matar a uno de estos creídos de mierda, la aprovecho. La historia no se ha contado de manera completa. Sólo la parte bonita de la verdad, la parte de los supuestos héroes. Y cada vez que puedo decir cómo son las cosas en realidad, las digo. ¡Y me quedé con el efectivo! Ahora, la dj hace un gesto bien de pana y pone a sonar Interpol. ¡Qué joder tan de pinga! Aviso: ESTRICTO acompañar con un PORRO.
El contador de ellos hizo los contactos y todo quedó arreglado. Yo debía ir a buscar a Julia, y ella no iba a salir hasta que la buscara. Bueno, no sé si la regla es así, pero como que sirve la vaina.
Aprovecho el respiro para llamar a Karen:
— hey soy yo. —Hubo unos segundos de silencio del lado de allá.
— Sé que no quieres hablar conmigo, pero quiero que sepas dos cosas. Una, la BND va a joder a los gringos y Chávez va agarrar a unos locos, que no saben en lo que se metieron. Se jodieron. Cuando sepan que ese dinero va para una fundación (perdón que lo repita, es que ES demasiado bueno esto) que denuncia al gobierno, que anda jodiendo; ahora recibiendo dinero de la CIA, que por cierto, ese dinero va a apoyar a todos los partidos de la oposición, ¡ay! ¡No joda, van presos! Pero no te hagas ilusiones, todos ellos son socialistas. Quieren a su demente donde está, al final de cuentas, si va el loco ese, tendrán que arreglar todo el desastre y te aseguro que nadie puede arreglar eso. —Ella dejó de hacer lo que estaba haciendo y puso atención, mejor dicho, ya estaba alarmada.
— ¡¿Dean, qué coño estás haciendo?! —Me dijo Karen, que llego de improviso, pero claramente preocupada (aunque en el fondo se lo va a tripear).
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