<div class="text-justify">Esta vez quiero compartir con ustedes un cuento caluroso. Espero que lo disfruten.</div>
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<center>![imagen.png](https://cdn.steemitimages.com/DQmTqcPHv936nuXdqKfUXLonwouNp9AYK691HujveYs2VFA/imagen.png)</center>
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<center>[Fuente](https://nutriguia.com/noticias/e7wjsh66.html)</center>
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<center>El último deseo<center>
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<div class="text-justify">El calor se comía la tarde, el sol se ocultaba tras unas nubes estupidas, pero en un instante las pateaba y toda la escena era para él. Al anciano le hubiese gustado pararse con fuerza, tomar la calle de un salto y correr como loco, pero su cuerpo era una casa rota, un peso que cargar cuando ya las fuerzas eran pocas.
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Pero tomó aliento desde adentro, se puso de pie apoyándose en el bastón, luego lo soltó; el ruido hizo correr al gato, una telaraña se enredó en su cara camino a la puerta; en la calle los muchachos jugaban fútbol con una pelota de cartón; el sol pintaba todo de colores brillantes.
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Primero se quitó la camisa, luego los pantalones, lo último fueron los interiores; los largos y arrugados testículos se balanceaban como las de las cabras en las montañas.
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Los muchachos gritaron, silbaron, se rieron "El viejo se volvió loco" gritó un niño.
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Los familiares lo recogieron avergonzados, desconcertados.
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El anciano se dejó conducir hasta su cuarto tranquilamente; luego se quedó calladito en su mecedora, mirando hacia afuera por una rendija de la puerta asegurada con candado; una sonrisa de triunfo se dibujaba en su rostro, el sol dejaba ganar un rato a las nubes, luego cerró los ojos, seguro de no abrirlos más.</div>
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<center>...</center>
<center>Hasta la próxima. Gracias por visitarme</center>