![Portada Valores.jpg](https://steemitimages.com/DQmdZV9Gx4BbtMCxTNPNG4dJJ6QqYAP3T6Cne5CQEEvo7X8/Portada%20Valores.jpg)Cuando se suele hablar de “valores” resulta muy usual tomar una militancia tan flagrante en un modelo ideológico que correspondientemente los asuma, que se da por sobreentendido que tales “valores” han de ser los únicos que merecen ser considerados. Tanto es así que éstos en sí mismos serían los que merecen ser llamados así, “valores. Viendo el asunto así, solo vale la pena considerar como “valores”, aquellos “que valen”. Se llega al extremo de hablar de “antivalores”.  “Antivalores” serían, así, aquellas nociones que niegan todo el bagaje de bondad o de belleza que encarnarían solo los asumidos “valores”.

Bueno; hay que decir que tal monovidencia (tan usual en quienes tratan esta temática) es muy comprensible, desde el punto de vista psicológico; también –claro está- desde el punto de vista político. “Cada quien cuenta de la feria, como le ha ido en ella” es un proverbio que ayuda sobremanera a entender la cosa. “El que es diestro con el martillo, todo lo ve como un clavo” es otro que es útil en esto.

En rigor, valores son la materia prima de la ideología. Ideología es más que corrientes de pensamiento político. Claro, las contiene; pero su contexto va más allá de estos brazos sectoriales de lo político. ¡Mucho más allá! Ideología es un tipo de conocimiento que convive con la ciencia y con la filosofía. La ciencia, como se sabe, es un conocimiento que brota de la objetivación; es decir, es pensamiento y lenguaje que, en el procedimiento de carearse con la realidad, ha registrado comprobación, verificación. Filosofía, como también se sabe, es un conocimiento que prepondera la elucubración, la cavilación, la especulación. Los asuntos propios de la realidad pueden ser, o no ser, temas de su competencia. Lo que a la filosofía interesa por sobre todo, es la reflexión. La verdad no es necesariamente su fin; puede ser, por ejemplo, la fe, la belleza, la bondad…

El conocimiento que está, digámoslo así, casado con la verdad, es la ciencia. Ello es así en tanto y en cuanto asume la objetivación como su alfa y su omega. Si bien es cierto que la objetivación se apoya en la comprobación, va un tanto más allá. Va un tanto más allá en el sentido que contempla no solo el procedimiento de verificar los fenómenos en estudio, sino que además contempla, a través de la consideración de las teorías calificadas sobre totalidades (fenoménicas), las determinaciones complejas que a estos fenómenos ejercen tales generalidades. Por ejemplo, si hay en determinada zona del planeta, un maremoto, bien vale estudiar tal fenómeno específico, pero para comprenderlo objetivamente se hace necesario estudiar el contexto planetario que lo hizo posible. Para todo esto es imprescindible el tratamiento cuasi-experimental en el sitio y también se hace menester la consideración de las teorías calificadas que con respecto al tema se han hecho. 

La ideología es una teoría más extensa. Traviesamente pudiéramos decir que es una filosofía que hace vida en lo vulgar, en lo cotidiano, en lo circunstancial. La ideología es una atmósfera de nociones sobre lo real, sobre lo pensado, sobre lo sentido, sobre lo simbolizado, sobre lo personal, sobre lo transpersonal, en fin… Es un mundo de nociones que se afinca en lo circunstancial. Ah, pero como lo circunstancial gira (visible o invisiblemente) en el poder, la ideología es la expresión más genuina del poder. Hablamos del poder en grande y del poder en pequeño… Hablamos del poder de una potencia económica, religiosa, política, mediática; y hablamos del poder de un portero de oficina, de un policía de tránsito; de una esposa o de un esposo, de un custodio de cárcel, de un atracador, de un sacerdote, de una enfermera, de un juez… 

Si hacemos referencia a la relación que guardan la filosofía y la ideología, quizá no haya otra razón más fundamental (y gráfica) que afirmar que se trata de lo mismo; la única diferencia está en que la segunda está presente hasta en el tejido interno del pensamiento (vale decir, el lenguaje, los símbolos), pasando por las disímiles bisagras de la acción humana; y la primera está preferentemente en aquellos medios sociales ideológicamente considerados como prestigiosos (vale decir, personajes, editoriales, academias, etc.). 

Las piezas elementales con las que la ciencia trabaja en su cuidadoso hacer, son los conceptos básicos… Las correspondientes a la filosofía (en su meditabundo hacer), son las categorías. Las piezas elementales con las cuales la ideología trabaja en su hacer pleno de oportunismo, son los valores… 

En axiología, que es la filial que tiene la filosofía en materia del estudio de los valores, se habla de morales en tanto sistemas de valores. Así, la moral cristiana es el conjunto de valores que giran alrededor de la concepción de Cristo. La moral democrática liberal ha de ser el conjunto de valores unidos a las elecciones abiertas, el pluralismo, la alternabilidad en el poder, la tolerancia, en fin. La moral del narcotráfico es el conjunto de valores relacionados al tráfico ilegal de estupefacientes obviando todo respeto a los derechos humanos. En fin…

Es usual que en axiología se clasifiquen los valores (y, claro está, las morales) a tenor del fondo y la forma. Cuando estas cuestiones están unidas al fondo, se hace referencia a la dialéctica bueno/malo, digno/indigno, justo/injusto. A este espectro se le denomina, ética. Cuando están unidas más bien a la forma, se hace referencia a la dialéctica bello/feo. A este espectro se le denomina, estética. Son temas éticos, por ejemplo, la teoría kantiana del deber (la cual sostiene que el verdadero deber es el que se asume porque sí; jamás porque exista algún interés de por medio). Son temas estéticos, por ejemplo, la corriente Dadá en el arte plástico, la noción de belleza femenina en los eventos como Miss Universo, el minimalismo en arquitectura, las fronteras entre el erotismo y la pornografía, en fin…

Hay que agregar en este post que si existe un punto de extrema trascendencia en esta temática de los valores, las morales, lo ético y lo estético (todo ello, materia de la axiología –en tanto filosofía de los valores-), es el problema de la relatividad. Unido a ello, el tema de cómo se mueve el poder a tenor de las circunstancias. Dentro del extensísimo universo de adagios populares que dan cuenta del tema, anotamos varios a continuación, de cara a la siempre fructífera reflexión axiológica…

-	“Sólo en la cárcel, el hospital y los viajes, se conocen de verdad a los amigos”.
-	“Más vale poco y bien ganado que mucho y mal allegado”.
-	“No siempre llega primero, el que más corre”.
-	“Quien se pone a pensar en el zorro, nunca cría gallinas”.
-	“Arcas abiertas, tentación para honestos”.
-	“El muerto sabe a quién le sale”.
-	“El que domina la palabra, domina el mundo”.

Agregamos, a motivo de concluir este post, un ícono de suyo interesante...
![Dibujo relatividad.jpg](https://steemitimages.com/DQmTZJLXWFWZZQYNVejq7JBWrNWciej2iKm544LnFtoeY3P/Dibujo%20relatividad.jpg)

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- Ícono de entrada: https://pixabay.com/es/estr%C3%A9s-empresario-hombre-persona-2860034/

- 2do. ícono: Autor Ricardo Zamorano.