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Fuente img:https://www.frasess.net/frases-sobre-el-tiempo-82.html

Dicen los amigos del dinero, que el tiempo es oro. El español Francisco de Quevedo, ya le preguntaba al joven si acaso sabía lo que valía una hora. Un minuto. Un segundo. El caso es que el tiempo tiene un valor. Un valor infinito, que pese a ello, se cuela por el sumidero de los días sin que nadie lo recoja.

Los ladrones de tiempo son muchos y van a cara descubierta.

De un lado Internet, dirigido por oligarquías delictivas, con las redes sociales al mando del atraco y los rehenes encantados de la vida. Los memes consumen las horas, que al paso del tiempo mutarán en meses y se travestirán en años.

Años sucios, perdidos y desechables, como las propias travestis.

Otro de los desperdicios monumentales es el trabajo. Desde la autoridad, se vende el trabajo como realización personal. Un campo de batalla donde dar lo mejor. La carne sobre el asador. Tierna y bien asada. Sin embargo, los más de los trabajos son amargas celdas donde fabricar miel; colmenas impersonales y carcelarias; jaulas donde el pajarillo yace encerrado, ahogándose si el grisú envuelve el ambiente y cantando cuando toca fin de jornada.

El trabajo como asesino de la vida.

Luego está el sexo, conejo al que persigue el perro sin que le aporte experiencias extrahormonales.Al igual que el trabajo, la tierra prometida se convierte en la frustración realizada, estando las cimas más altas siempre reservadas para unos privilegiados.

Y a todo esto, hay que ser único.

Mires donde mires, la dictadura de la felicidad te agarra con sus tentáculos. El Kraken quiere que sonrías, que hagas un poquito de mindfullness y sigas los consejos de tu coach. Es obligatorio ser feliz; es también necesario ser único, y proyectar una luz de éxito que oscurezca tu larga sombra. Tú vida es tu meta personal: y debes envolverla en cuantas ficciones sea preciso para que sea así percibida.

¿Hay escapatoria al circo?

Como animales prisioneros, podríamos negarnos a ejecutar el show. Sin embargo, sabemos que esto no es posible, pues nos jugamos el buen alpiste, y con las cosas de comer no se juega. La contemplación como sueño inalcanzable, compañero infatigable de ese cansino dolce fer niente.La rapidez, como forma de vida, es la droga responsable de la parálisis. El jaco que aterriza en nuestra sangre catapultándonos al cielo antes de soltarnos en el vacío.

Necesitamos lentitud.

Sin caer en el exceso, acariciando la mesura, gustaríamos de un mundo con menos conexiones y más contacto real. Un toque a la naturaleza, una buena experiencia de cara a la realidad. La belleza de un gusano arrastrándose por el suelo húmedo; o la lentitud con que el trigo balancea su frágil tallo. Esas son las expresiones más puras de felicidad.

Felicidad.Efímera.Inalcanzable…también indeseable.