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Observo mi pasado con lágrimas en mis mejillas pero mi rostro no refleja nada. Perdí el sentir del dolor, mi piel pálida refleja el sufrimiento de mi alma, siendo mi corazón el único que con sus latidos débiles indique que me encuentro viva cuando ya he muerto en vida.
Morí con cada recuerdo de mis sonrisas vacías-tras perder la felicidad-que solo muestro para no preocupar, vivía los instantes en que un cariño latente nacía en mi interior cuando alguien sufre…entregando en ese momento un trozo de mí, para que olvide todo y la calma invada su aura.
Pero tengo que salvar y escapar, necesito solucionar el tormento que me persigue. Ya no soporto fingir y ayudar cuando mi dolor interno no mitiga, ya me es imposible sonreír cuando lo que deseo es llorar. Ya no puedo más.
—Sé lo que piensas. —Hablo una mujer con un cigarrillo en mano, acercándose a la baranda del edificio donde me encuentro—. Sientes que ya no puedes más, que el dolor que alberga tú alma es inacabable y que la única salida es caer al vació o ¿me equivoco? —Pregunto expulsando por su boca el humo que invadía sus pulmones.
Solté unas carcajadas lentas y de baja resonancia, soy un libro abierto pero difícil de leer.
—Está en lo correcto pero se equivoca en algo. —Observe como dirige su mirada seria hacia mí, indicando que tengo su atención—. Esa no es la única salida, porque caer al vació no representa todo lo que conlleva muerte.
—¿Y piensas matarte? —Volvió a preguntar lanzando el cigarrillo por la baranda, recorriendo esté cada uno de los pisos hasta finalizar su caída en el pavimento.
—Sí, es lo que más deseo. —Susurre pacíficamente, es mi mayor anhelo que no he podido cumplir.
—Acabar con tú vida, no solucionará nada. —Aclaró alejándose unos pasos de mí.
—Tal vez no, pero eliminará lo que duele en mi existencia. —Hable sentándome sobre la baranda, ella no detendría mi deseo.
—Él lo sabrá. —Murmuro sonriéndome con cansancio.
—Lo sé, dile que sea feliz como yo lo seré. —Pedí cerrando los ojos mientras el viento de la noche mueve mis cabellos—. Y a los demás dile que los amo con lo poco que queda de mi alma.
—Entonces es un adiós. —Supuso suspirando rendida.
—No es despedida, nos volveremos a ver, solo que en el más allá. —Miré la altura y el final que me espera con ansias—. Te imploró que al morir le entreguen mi corazón a Gael, él lo necesita más que yo. —Las lágrimas llenas de dolor, sufrimiento y oscuridad guardada en mi interior surgieron. — Hasta siempre, Helena.
—Hasta mi muerte, Jade. —Se despidió corriendo hacia dentro del edificio mientras yo salté.
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No sentí dolor, la calma me lleno pero desde el más allá presencie como lloraban mi muerte y por primera vez en mi vida me arrepentí de mi decisión, pero evoca en mi memoria que esa decisión fue por amor incondicional hacia la persona que más quise.
Por lo que como única explicación de mi acción, es las palabras de la hoja negra que deje al lado de su cama.
<i>Gael eres la persona que me entendió en cada instante, la que más amo y el saber que morirías por no encontrar un donante me destruía interior, por lo que te regalo mi corazón. Está decisión fue para devolverte el favor, de que tengas un nuevo comienzo y no debes sentirte culpable yo estaré en el más allá dándote apoyo. Espero y lo aprecies.
Te quiere, Jade.</i>