(tomado de: _https://reporte247.net/2017/05/gnb-ataca-con-la-ballena-a-periodista-de-caraota-digital-29may-video/_)
**_«Proclamo en voz alta la libertad de pensamiento, y muera el que no piense como yo» –Voltaire_**
Tomé un bolsito y en él metí lo de siempre: bicarbonato, un par de guantes gruesos, algo de agua (para beber y en un atomizador para hacer solución antiácido), la cédula y el celular. Tomé además un poco de efectivo, lo suficiente para dos pasajes, la máscara anti-gas y el casco. Hacía tres meses que salía a todas las marchas, y hacía más o menos mes y medio que me habían donado la máscara.
El camino hacia el punto de concentración más cercano se hacía en, aproximadamente, veinticinco minutos a pie, pero llevar todo ese aparataje defensivo era realmente incómodo y peligroso, por lo que decidí tomar un autobús que me dejaría ahí en diez minutos, como mucho.
Al bajar del bus sentí los ánimos caldeados. Jamás había visto tanta gente reunida en ese punto de concentración. Algunos esgrimían palos y otros tenían piedras y _molotov_ en sus manos. Pensé en lo absurdo de la escena: cientos de personas, armadas con lo que conseguían en los alrededores, se enfrentarían a cientos de guardias armados con pistolas, gases de cualquier tipo y agua a presión. Irónico e impresionante a la vez.
Me rocié un poco de solución antiácido en la cara y los brazos y me coloqué la máscara. El ambiente se ponía cada vez más tenso, una horda de motocicletas se acercaba a la plaza donde nos encontrábamos y la gente les gritaba improperios. Por un momento pensé que se trataba de guardias, pero me percaté del bajo cilindraje de las motos y de la cantidad absurda de chalecos rojos que las montaban.
La manifestación giró, buscando el lado contrario de la plaza. Buena estrategia para evitar la confrontación. Cuando nos disponíamos a abandonar la plaza caímos en cuenta del piquete de la Guardia Nacional que cercaba la avenida por donde nos disponíamos a bajar.
La gente se paralizó, cientos de personas se detuvieron y vacilaban entre girar y enfrentar a los motorizados colorados o si, por el contrario, avanzar contra la guardia y enfrentarse inevitablemente. Yo, en cambio, sabía que el enfrentamiento se daría con ambos grupos. Era una vil y cochina emboscada.
Cuando se oyó la primera detonación la gente comenzó a gritar, volaron las piedras y las _molotov_, el gas se esparció por todo el perímetro de la plaza. La gente empezó a ahogarse y a toser, caían por decenas. La máscara filtraba gran parte del gas. Solo lo sentía en mis ojos y en mi nariz.
El enfrentamiento se recrudecía, todo a mí alrededor era caos y destrucción. Estaba realmente petrificado, y no solo por el miedo. Lo que me mantenía atado al sitio del que no me movía era una reflexión. Sé que muchos pensarán que soy un idiota por ponerme a reflexionar en semejante momento. El hecho es que mi cerebro no me permitía moverme y era simplemente porque se estaba preguntando: **¿Es esto la libertad?**