Sentado bajo el Samán libraba una batalla de concilio entre yo y mis otros yo. Como si el doctor Jekyll se trata de reconciliar con Mr Hyde y este haciendo alusión a su particular nombre se esconde en los laberintos de la consciencia fingiendo, expectante, listo para tomar la luz cuando tenga la mínima oportunidad.
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<a href="https://pixabay.com/es/andamio-ejecutado-p%C3%BAblico-verg%C3%BCenza-3578310/">Fuente</a>
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Volví a los ensueños a la catarsis de purificación que produce el hipnótico Samán con sus hojas batiéndose al pasar del viento. Allí estaba yo, no estaba solo en la oscuridad esta vez, no había una voz hablando en gutural. Esta vez volví a un sitio conocido de mi infancia.
Aquel viejo colegio donde de niño estudié, con sus largas escaleras, sus rejas y sus aulas. Volvi a aquellos pasillos de antaño con aquella vieja pintura y muchos niños corriendo de manera aleatoria por todo el lugar.
No ponen reparo en mi presencia porque en esos recuerdos solo existe otro yo, caminé el lugar recordando viejas memorias de tiempos que ya hace mucho habían pasado, aquellos patios, aulas y escaleras que durante muchos años conocieron mi andar y mi torpe paso.
Me vi, a mi yo de hace muchos años, bajo, con lentes y regordete, con unas grandes botas ortopédicas, ojala alguien me hubiera dicho que aquel método de tratamiento carece de evidencia científica en la actualidad y hace mucho años que ya no se usa, me hubiera ahorrado mucho.
Temeroso e inseguro, sobre pensante de lo mundano y con un sentimiento de estar fuera de todo lugar, nada placentero. En aquel momento no lo comprendía pero estaba conociendo la vergüenza.
Quería esconderme, no quería ser visto porque me avergonzaba mi presencia, viendo aquel yo de corta edad y estatura recordé las palabras sabias de alguna profesora a la cual le guardo alta estima.
<h3><b>"Mejor esconderse para hacer algo indebido que por vergüenza" </b></h3>
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Mi otro yo se escondía detrás de cada objeto que pudiera. Pero me hacia seguirle entre la penumbra que una visión de este tipo suele tener. Recorrimos varios episodios de mi vida, hicimos un viaje en retrospectiva.
Mostrando situaciones a las que cedí, en las que entre por Vergüenza, por querer con todas mis fuerzas ser parte de algo. Vi cosas que siempre han estado allí y mis otros yo me hacian pasar por alto. Vi como a veces escondía mi propio ser por vergüenza, como mentía y alteraba los hechos.
Mi otro yo desde las sombras me lo mostraba y bajaba su cabeza, yo solo miraba aquellas visiones pasadas. Nunca hablo, nunca se acercó pero entendí la diferencia entre vergüenza, pudor y guardar las formas.
Entendí que el miedo te retiene o empuja a situaciones indeseadas, la vergüenza en complicidad esconde en lo más profundo del subconsciente los errores, las faltas y las omisiones de la verdad.
La vergüenza no te hace flaquear las piernas, ni despierta la ansiedad. De manera silenciosa y sigilosa te inhibe de ser tu, de ser la expresión más fiel a ti mismo.
Más cerca de la verdad, habiendo sido consciente del yo y su vergüenza, del yo y del miedo abrí los ojos.
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Alli estaba , pensando en la verdad, descubriendo cosas que revolotean alrededor de mí, pensando que tan lejos tuve que haber llegado para aprender esto. Pensando en que esta es la forma en como las cicatrices sanan en la mente, reconciliando las partes rotas del yo.
Yo contra yo <br /><center><hr/><em>Posted from my blog with <a href='https://wordpress.org/plugins/steempress/'>SteemPress</a> : https://pedrovillegas96.000webhostapp.com/2018/10/entre-yo-la-verguenza </em><hr/></center>