<div class="text-justify"><p>Saludos amigos, pensé en pasar por alto esta publicación pero decidí hacerla para honrar de alguna manera a aquellos que en mi momento de mayor oscuridad me tendieron la mano.
Salí de mi país natal hace más de tres años, con proyectos, sueños e ilusiones en mi corazón por cumplir. Siempre me consideré alguien solitario, me he sentido cómodo con esa situación durante mucho tiempo, hasta finales del año pasado.</div class="text-justify"></p>

Por situaciones de la vida ya llevo más de tres años sin ver a mi familia, sin saber cuándo los volveré a ver nuevamente, todo esto afianzó el estatus de soledad en el que viví durante mucho tiempo, como la mayoría de los venezolanos que estamos como trotamundos, bueno al menos eso pensaba hasta el año pasado.

En medio de esta pandemia me enfermé con COVID, de manera grave, despedido de mi empleo y solo en Argentina, esta peculiar familia de la que hablaré, ellos me tendieron su mano.
La familia Puerta-Alvarado,  es una familia venezolana que busca hacer su lugar en esta Argentina tan diversa, tan grande en la que vivimos. Cristianos hasta la médula, desde el perro hasta el más viejo, nobles, carismáticos y misericordiosos. La típica familia que no sabe vivir sin arepas, sin las canciones de llano, sin las costumbres que nos identifican como venezolanos.

Esta familia sin importarle, sin interés de por medio se atrevieron a brindarle apoyo y cuidado a uno que no era de los suyos. Medicinas, comida, atención… Cualquiera podría decir que me prestaron una mano, pero de verdad que yo sentí que fue mucho más que eso.

No es que haga drama de la situación, pero no podía moverme por la dificultad respiratoria, después de eso, luchar con las secuelas. En aquel entonces estaba afectado tanto física como psicológicamente, por el miedo perenne a morir, después de amar tanto tiempo la soledad, ya no me sentía nada cómodo con ella.
Por eso que me atrevo a brindarles mi admiración, mi cariño y mi respeto a esta familia. Hoy después de mucho tiempo se me recuerda que el dinero y las posiciones van y vienen, lo material si bien es necesario y útil, no se puede catalogar como un tesoro, como sí lo son las amistades, esas que te demuestran el amor fraternal sin intereses ni conveniencias.
Creo que la mayoría de nuestras familias venezolanas tienen esta virtud, quizás nos han llamado pendejos por lo mismo, pero es ese calor que distingue a Venezuela, que distingue a la familia Puerta-Alvarado. 

Estas palabras pueden que sean excesivamente románticas para algunos, fastidiosas para otros, pero necesarias para lo que estuvieron como yo mucho tiempo, con el amor apagado en el corazón. Aún hay mucha virtud entre nosotros, más es lo bueno que lo malo, si nos cuesta verlo, nos será recordado, porque aun cuando la noche es más densa, el amanecer está más cerca, será muy brillante.

Nadie tiene un amor mayor que este: que uno dé su vida por sus amigos. Juan 15:13

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