Querido diario, a veces el cansancio más allá de físico suele ser emocional, eso me ha pasado este día, pero aún así quiero compartirlo contigo.
Mi día empezó temprano, como hace días ya, oscuro, dónde aún ni los rayos del sol se asoman. La alarma sonó a las 3:40 AM, sí, un domingo despertando a esta hora, lo sé, no debería pero cuando hay responsabilidades y sobretodo cargas no hay momentos para descansos. Me levanté, animosa, aunque es difícil hacerlo, la verdad aún estoy acostumbrandome a esta rutina, pero como se y tengo la certeza que soy una mujer fuerte y luchadora intento tener la mejor actitud posible.
Me levanté, hice mi aseo, puse como de costumbre ya a hervir mi agua para el café, preparé todo y me metí a bañar, me vesti y espere que el agua hirviera y Cole mi café, como yo preparo fuertecito y en su punto exacto de azúcar. Y con la bendición de Jehová salí bien tempranito, tipo 4:30 a iniciar mis ventas.
Ya a esa hora estaba mi amiga Lili, y también estaba Diego, un chamo de 16 años que también se levanta todos los días luego de vender fritos la noche anterior con su mamá, se levanta de madrugada a vender jugos de naranja. Si, esa es la Venezuela que me gusta ver, la de gente echa pa'lante. Espero pronto poder presentarte a mis vecinos paisanos que al igual que yo también día a día salen a lucharla en esta ciudad.
Vendí gracias a Jehová mi termo de café y como ya era media mañana subí a la casa, y empecé a organizar un poco, prepare algo de almuerzo. Mi esposo estaba abajo en el puesto de reparaciones también trabajando, me tocaba lavar, así que dormí a mi hija para luego ponerme a eso, pero de repente empezó a caer una lluvia intensa, y el clima se puso uff bien sabroso. La verdad ya el cansancio y el sueño de madrugar me estaba atacando así que entre dormir a Bianca también caí yo.
Preparando el café
Café listo
Nos levantamos ya tarde, ya mi esposo había terminado de trabajar, así que el se quedó con la bebé y yo me puse a lavar algo de ropa, lavar el baño y terminar de organizar las cosas. Luego me senté en el balcón de.la casa a mirar a la calle, mis amigos venezolanos vendiendo arepas en la esquina, otros perros, otros fritos, el vende pizza y así, y no se porque pero la noche la sentí nostálgica, quizás empecé a extrañar mi ambiente, mi familia, empecé a notar ese cansancio emocional que te deja tratar de abrirte camino en un país diferente, y más el cansancio de saber que quizás pasen muchos años donde no puedas volver, y tengas que hacerte la idea que no importa cuántos días de tu vida te toque madrugar, o cuan duro te toque trabajar, eso es mejor que volver.
Después llegó mi hermano, por suerte está él, hace que la soledad de no tener a mi familia completa disminuya un poco, estuvimos hablando un rato de todo y de nada a la vez, hasta que el se fue a su casa y yo entré.
Mi esposo escuchaba música, de Ana Gabriel, y entonces me provocó cantar, como lo hacía cada día al mi papá poner ese tipo de canciones (son las canciones de mis papás), y entonces cante con alegría porque en parte era como estar con ellos.
Después me pare prepare la cena, comimos, jugamos un poco con la bebé. Me bañe, y me acosté.
Mi cena, salchipapa hecha por mí
Gracias querido diario por hacer mis días más fáciles, y poder desahogarme en tí. Espero volver mañana.
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