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Fuente imagen:https://redsocial.rededuca.net/funciones-pedagogo

Estamos en la época de los cursis. Hoy, las cosas no son lo que parecían, sino que se deconstruyen hasta deformarlas, retorcerlas y mutar en algo distinto. El aprendizaje se vuelve, de esta manera, más incierto y tortuoso.

Antaño, a los niños, se les explicaba cómo organizar sus conocimientos en categorías. Clasificaciones abstractas con las que llamar por su nombre a las cosas y agrupar las ideas. Hoy, en mitad de un horrendo experimento, los ingenieros sociales han decidido derribar las categorías, dejando el mundo a merced del relativismo y el conocimiento ahogándose en la bobicie.

Y ahí están los pedagogos.

Ungidos por la diosa pedantería, los pedagogos son expertos en ciencias de lo inútil. Su vida gira en torno a un principio absurdo: enseñar a enseñar y  aprender a aprender. Estudiar durante cinco años, para que tu cometido en la sociedad roce lo estúpido. Un hecho que debiera causar numerosas depresiones. Cientos y cientos de visitas al psiquíatra.

El pedágogo, esparce sin piedad sus zarpas sobre la educación pública. Araña las universidades y las transforma en rincones seguros donde desparender.De luz del mundo y faro donde discutir ideas, la uni ha mutado en feudo posmoderno, lugar donde aceptar los dogmas papel couche y alabarlos arrodillado.

Fiasco entre los fiascos.

Los niveles de educación, no dejan de caer. Igual que un camión por un viaducto. Sin embargo, en lugar de desmontar los principios de la pedagogía, los expertos prefieren culpar a las carencias presupuestarias, en una hemorroide intelectual con intención de disimular su falta de ideas.

Y si hablamos de idiocia, toca hablar de Rousseau.

El filósofo francés, uno de los alter ego del mundo contempóraneo. Su adoración constante hacia el buen salvaje, encuentra hoy día eco en la adoración por los otros. El culto al diferente y el homenaje a la víctima. La expiación de unos supuestos pecados originales. Entre sus hazañas, se encuentra la escritura del Emilio, literatura educativa donde se indica cómo ha de ser el hijo perfecto para convertirlo en buen ciudadano.

Jean Jacques nos suelta perlitas como esta, donde se muestra la educación actual.

“Emilio tiene pocos conocimientos. Pero estos son suyos”.

De la actitud del filósofo, se deriva que no importa que uno no sepa de nada. Lo importantes es ser uno mismo. Y ya está. Se queda tan pancho. No puede establecerse una relación jerárquica entre maestro y alumno, puesto que eso sería-vete tú a saber porque-contrario al desarrollo del niño.

Y nuestra educación hoy, está infestada de este virus rousseaniano.Un veneno inoculado a largo plazo. Los profesores abdican de su tarea, esperando que los alumnos aprendan por sí mismos. Importa más la tolerancia que el aprendizaje. La sociedad, mete la quinta marcha y va cuesta abajo decidida a estrellarse.

Ese será nuestro legado.