Generalmente publico los cuentos en inglés, pero esta colección de tres cuentos cortos que forman una línea de tiempo propia me resultan especiales, así que voy a publicarlos en español inicialmente, que fue el idioma en que los escribí cuando era mucho mas joven.
[Fuente de imagen](https://latinamericanstudies.org/cementerio.htm)
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***Vuelve solo cuando estés listo... no antes.***
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- Hola mi amor ¿cómo estas? - *No esperaba respuesta, solo era una cortesía para marcar el inicio de mi visita*
- Veo que te han cuidado muy bien – *seguí hablando solo* – Lamento no haber venido antes a verte.
- No vine antes porque sentía un poco de miedo – *me senté en la grama y deje descansar el arreglo floral a mi lado* – Hace calor, ¿verdad?
- Estas flores fueron muy bien arregladas, la florista me sonrío cuando me pregunto si quería llevar una tarjeta, ella pensaría que era para una novia o alguna enamorada – *El cielo esta despejado y azul, hace calor, pero la suave brisa del lugar reconforta* – Le dije que no hacía falta, que tu entendías mis acciones y pensamientos sin yo decir nada
- Entonces me dijo que de seguro me amabas – *hay tristeza en mi voz, no se si podré terminar la visita* - De seguro me ama, pero no tanto como yo a ella, eso le dije, debo haber tenido una buena sonrisa, pues la mujer no me dijo nada más.
- Te he extrañado tanto, ya no sé si hago lo correcto al tratar de seguir – *la soledad sale por mis labios y el dolor guardado en mi corazón se desbordaba por mis ojos suavemente* – recuerdas como nos decían que los hombres no lloran, era mentira. Que las niñas no juegan de manos ni con armas, otra mentira
- Nuestro mundo es diferente a como nos lo quisieron hacer creer – *tengo un arma en mi bolsillo, no se para que la traje, este no es el mejor lugar para usarla* – Nosotros tampoco somos como los demás creían. - *Paso un tiempo en silencio, esperando una respuesta que no llegaría*.
- Solo por ti, fui bueno ante los ojos de nuestras familias, trate de cubrir mis faltas y apartarte de mi mundo, quise salvarte – *estoy solo en el prado* – No pude hacerlo
- Cuándo todo se descubrió, fue por tu muerte – *el recuerdo golpea mi cara y me hace caer de espaldas*
- Todo terminó para mí, solo me mantuve por ser fuerte, eso es lo que se esperaba que hiciese. ¿Cómo soportar saber que tuve culpa en tu muerte? Pasé noches en vela tratando de engañarme, pero sabemos muy bien que yo no fui inocente de lo que te paso.
- Todavía siento que puedo estrecharte tiernamente en mis brazos cuando regreso a casa – *acaricio la grama y me recuesto de un lado, el bulto en mi bolsillo me hace recordar que estoy armado* – Sería tan sencillo ponerle fin a esto. Solo vivo tratando de hacer lo que tu no pudiste, trato de ayudar a otros, sin que sepan el porque de mis motivos, creen que soy un tonto o un filántropo, pero realmente trato de redimir mi culpa.
- Tengo mucho tiempo aquí, si no fuera porque los guardias ya saben que vengo a verte me estarían preguntando que hago tirado a tu lado. Tengo que confesarte que intente hacer trampa a la muerte, quise crear un avatar con tu recuerdo. Ya sabes, te he hablado antes de mis trabajos, un avatar es una forma de vida artificial, un cuerpo digital en tres dimensiones al que se le dota de inteligencia y se le puede enseñar a imitar el comportamiento de alguien en particular. Pero tratar de crear uno de ti era casi un sacrilegio, con que derecho le daría tus recuerdos a una máquina, solo para engañar a mi soledad.
- A veces me parece verte en el rostro de otras personas que tienen la edad que tu tenias cuando te fuiste, eso me ilumina el rostro y sonrío solo, pero es un gesto tan extraño que despierto desconfianza y se que no debo tratar de acercarme, podría generar muchos problemas – *El sol ya declina y aun no se que hacer, tengo un arma, pero no soy dueño de mi vida, ahora le pertenece a ella, no debo matarla dos veces* – He seguido tu costumbre de colocar a los demás por encima de ti y dejar que se den cuenta que en muchos casos los superamos, pero no nos importa competir con ellos, trato de imitar tu dulzura y docilidad, tu ácido sentido de humor cuando estabas con tus amigas y otros tantos detalles más, que hacen que los muchachos me vean como un bicho raro, ¡hasta me han señalado como homosexual! – *Una suave risa acompaña el extraño chiste.
No sé que hacer. Nunca antes he sido tan sincero, el sol sigue su curso y me deja tirado en el prado.*