Como siempre con temas que estimulan nuestras neuronas.

Ciertamente, el sistema educativo, que a su vez depende del sistema de gobierno, suele ser una camisa de fuerza para la creatividad; sin embargo, siempre hay alternativas para todos los gustos. 

Hace un tiempo, mis hijos estudiaron en un colegio privado,  de esos de muchos prestigio, etiquetado como excelente. Allí, independientemente de las líneas de la zona educativa, la dueña del colegio insistía en no desmejorar la calidad de la educación, y continuó impartiendo clases, de la mejor manera posible,  de acuerdo a su criterio. En realidad el colegio es teóricamente soñado. Los niños tenían evaluaciones de todo tipo casi todos los días,  actos culturales, deportivos, religiosos... era un verdadero maratón cada año escolar. 

Como padres pensábamos que era lo mejor para ellos, sin embargo, con el tiempo empezaron a mostrar resistencia a ir al colegio, a lo que no le prestamos mucha atención al principio. Luego, me llaman del colegio porque mi hijo de 4 años era el último de la clase, que quería jugar y no quería hacer las actividades. Inmediatamente lo llevé a una psicopedagoga externa, que después de evaluarlo me dijo que era absolutamente normal y que incluso en algunos aspectos era mas maduro que los niños  de su edad. Abruptamente, decidimos sacarlos del colegio a mitad del primer lapso y los inscribimos en otro. Sentí que los estaba forzando y me aterraba la idea de que incrementara la resistencia al colegio, además de la etiqueta de "ultimo de la clase" con apenas 4 años.

Ahora están en un colegio público, donde obviamente tienen más influencia las líneas del ministerio de educación, sin embargo, les ha ido increíblemente bien. No tienen la mil y una actividades por lapso, pero van alegres al colegio, han progresado más, no tengo que obligarlos a estudiar ni a hacer las tareas... son más felices. En este colegio se preocupan por inculcarle valores a los niños y son amorosos con ellos, los niños aman a sus profesores. Las veces que he tenido la oportunidad de asistir a las exposiciones, veo el interés del maestro porque ellos internalicen la lección o aprendizaje implícito.  El consejo que me dio el profesor de mi hija al finalizar el año escolar, fue que la apoyara siempre, que ella es muy brillante y, de acuerdo a su experiencia, llegará lejos...

El punto es que, al final, el sistema siempre tiene sus excepciones, y esas excepciones dependen de personas que hacen la diferencia, a su vez, esa diferencia es relativa, de acuerdo a  la óptica de cada quien. 
 
Por supuesto que  el mundo sería más fácil si en vez de excepciones, fueran norma, pero ya eso es un largo camino que depende de todos nosotros, por lo pronto nos queda proporcionarles a nuestros hijos la educación que consideremos mejor para ellos, que en definitiva, es nuestra responsabilidad. Debemos elegir la mejor opción que podamos y no dejarlos solos en ese camino.

Como complemento a la educación formal, mis hijos están en la orquesta sinfónica del estado, en danza y en karate.  Y si luego les faltara aprender idiomas o reforzarles la física, química o matemáticas, para eso tienen a sus padres.

Que un niño vaya feliz al colegio, no tiene precio;  y un buen docente, menos.

Que horror, ¿ves lo que haces?, prácticamente escribí un post, jajaja.

Un abrazo mi querido maestro @bert0 y teem @emeeseese.