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<p>Hvitserk Ragnarsson observó a la jovencita de cabellos castaños y ropajes azules que estaba delante de él, solemnemente cabizbaja. </p>
<p>Yelena Urgulaniova Arkádieva era una adolescente en plena transición a la edad adulta, de naturaleza fiera y decidida y con un evidente sentido de lealtad hacia sus dos familias. Aquellas cualidades le recordaron mucho a Michel Ambroux, el gran Lobo Blanco y líder de la Casa Gévaudan, de quien aquella chiquilla desciende por el linaje materno.</p>
<p>Un pensamiento le llegó a su mente; un recuerdo vago de un pasado muy lejano, unas palabras que había olvidado en el transcurso de los 10 siglos que tenía de vida: <em>Dos nietos del dragón y el cuervo, dos hijos del cedro y el cuervo se unirán a los nietos del venado y el lobo; grandes linajes se unirán en uno solo, formando una sola raíz y contando una sola historia que se preservará hasta el fin del mundo.</em></p>
<p>&quot;Gunnhild...&quot;, pensó mientras le daba la bienvenida a la joven y a su familia.</p>
<p>Gunnhild la Sognomante, la Völva de las Islas Feroe, el ancestro de Cora Gunnhildson, su nuera... Aquella mujer le había dicho su futuro al interpretar el sueño que había tenido en la noche previa a su partida con el Gran Ejército Pagano. Su sueño de unidad, de fuerza, de familia; el sueño de su futuro ya realizándose, como comprendió enseguida al notar a quiénes refería aquella mujer de los ojos de luna. </p>
<p>Un futuro del que él no esperaba ser la raíz del árbol frondoso del fresno. Un futuro cuyo camino ni él ni los suyos recorrerán sin tener la certeza de su final.</p></div>
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<p><strong>Fuente de la imagen: </strong><a href="https://www.pexels.com/photo/nature-forest-trees-park-38136/"><strong>Pexels</strong></a></p>
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