<center><h1>EL EFECTO PIGMALEON...</h1></center>
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El Efecto Pigmaleón se basa en un mito, mediante el cual un escultor griego llamado Pigmaleón, se enamoró perdidamente de una de sus creaciones a la que llamó “Galatea”. Era una hermosa estatua de marfil. Su pasión por esa escultura llego a un punto tal, que la trataba como si estuviera viva, representaba la mujer de sus sueños y un día cobro vida.
Luego del convencimiento de pigmaleón de que la estatua estaba viva, esta llegó efectivamente a estarlo.
Basado en este mito, se adopta el término Efecto Pigmaleón, al suceso que describe como la creencia que se tiene de una persona, puede influir en el resultado que de esta se obtenga.
Aquello que piensa un sujeto sobre otro, puede impactarlo directamente.
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El Efecto Pigmaleón ha sido objeto de multiples estudios y debates en todo el mundo y hasta se han realizado varias películas y obras teatrales partiendo de su principio.
Los estudiosos del tema, lo han dividido en dos (2) tipos:
.Efecto Pigmaleón Positivo: Es el que produce un resultado positivo en el sujeto.
A todos nos ha pasado, nuestro pensamiento y deseos profetizan y dan una energía motivadora que impulsa a otro sujeto a lograr un resultado favorable.
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.Efecto Pigmaleón Negativo: Produce un resultado Negativo.
Se tienen muchas experiencias que reflejan por ejemplo, como la incidencia permanente de un padre y de una madre en profetizar lo que será su hijo cuando crezca, cada vez que molestos, le reprenden y le dicen palabras como loco, flojo, bruto etc. Y luego que ese niño llega a la adultez, se cumple lo que tanto le repitieron de niño y se vuelve una realidad. Diversos estudios demuestran que este comportamiento ocurre con mucha frecuencia en nuestros países latinoamericanos.
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En todos los grupos sociales, lo tradicional es asignar normas de comportamiento a las que se espera que se adapten sus miembros. Estas normas imponen códigos de conducta difíciles de rehuir, es decir, las personas adquieren un rol a partir de los demás y terminan por considerarlo propio.
El Efecto Pigmaleón va más allá. Se centra, en como un pensamiento profético de un sujeto puede incidir positiva o negativamente en otro, amparadas por un deseo profundo que lo impulsa.
Hay quienes afirman que el término también aplica a modo propio, es decir, cuando una persona logra concretar su expectativa a partir de un convencimiento profético de que puede hacerlo.
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Por otro lado, hay quienes sostienen que la confianza que los demás tengan sobre nosotros, pueden darnos las “alas” para alcanzar los objetivos mas difíciles.
Estimados miembros de la comunidad, es verdaderamente importante que sepamos que tenemos dones proféticos, que ese ser omnipotente y generoso que nos creó, también nos dió esos recursos para que los utilicemos para hacer el bién, llenos de buenos deseos hacia los demás y cargados de amor, el principal mandamiento que de él recibimos.
La recompensa no tardará en llegar.
@rigc